Partimos del área recreativa del convento de Agres, que cuenta con mesas de piedra y madera, restaurante y fuente. Iniciaremos la subida por el margen izquierdo desde el que podremos ver del Barranco del Molino y la población de Agres con su fisonomía característica, deslizándose por la pendiente de la montaña. En pocos metros nos situamos a los mismos pies del santuario (punto 1). La senda, bastante empinada al principio, se adentra en el poblado y sombreado Barranco del Azud, que se junta aguas abajo con el Barranco del Molino, donde se construyó el azud, a fin de regular de abundante caudal . La senda continua elevándose, encontrando muchas travesías que han ido abriéndose durante años; para evitar la incipiente erosión, recomendamos seguir siempre la opción de menor pendiente. Atravesaremos la vertiente colonizada por un interesante matorral mediterráneo con pino blanco. Poco a poco iremos dándonos cuenta de la cautivadora panorámica que va emergiendo a nuestras espaldas. Cruzaremos una pista forestal que conduce al barranco de la Teixera de Agres, pero nosotros seguiremos hacia arriba, continuando por senda hasta llegar a las inmediaciones del Refugio del Montcabrer del Centro Excursionista de Alcoy (punto 2), donde se localiza la Cava del tejo (construida en el s. XVIII), y que pasa prácticamente desapercibida para estar totalmente cubierta de hiedra. A esta altitud será fácil encontrar la carismática y apreciada salvia de Mariola y el punzante piorno azul, bien adaptado al viento y las heladas. Coronando la cima del Molló del Tejo, también conocido como Contador, se encuentra enclavada la caseta de vigilancia. Este punto ofrece una situación privilegiada desde donde podemos contemplar el colosal Montcabrer, los valles interiores de Mariola, el Recingle y la Cava Gran, la Valleta de Agres y las comarcas de la Vall d’Albaida y la Costera, el Benicadell, el pantano de Beniarrés y la Safor al fondo, Albureca, Almudaina, la Serrella y Aitana. Para continuar el itinerario a seguir por la pista forestal que desciende en dirección suroeste de la Cava Gran (también llamada Cava Arquejada) (punto 3), Cava Grande o arqueada símbolo inequívoco de esta sierra. Construida entre los siglos XVII y XVIII, estuvo en uso hasta principios del s. XX, volviéndose a utilizar puntualmente durante la Guerra Civil. Tiene 11 m. de profundidad y 15 m. de diámetro interior, con seis arcos de estilo gótico apuntados en los extremos del hexágono exterior y unidos en el centro; esta estructura sostenía la bóveda de viga y cañizo, rematada con teja moruna. En su interior puede verse un vigoroso tejo. En este sector elevado de la sierra, encontramos el hábitat prioritario de muchas aves como el cuervo, la collalba rubia, el acentor alpino, la rara bisbita campestre; además de aves rapaces como el pequeño cernícalo o el águila real. Volveremos sobre nuestros pasos hasta el Refugio y tomamos la pista forestal que baja por la izquierda en dirección noroeste, permitiéndonos contemplar en todo momento un paisaje, no por antroporitzat menos bello, con la valleta de Agres y las sierras que la cierran en el horizonte. A lo largo del camino encontraremos numerosas especies típicas del matorral mediterráneo con un estrato arbustivo compuesto por enebro, coscoja, aliagas, romero, brezo, torbisco, estepas y otras plantas de menor porte como la manzanilla borde, el timón, y la uña de gato , colonizando fisuras y agujeros en el borde del camino. A la vez que descendemos, podemos encontrar señales de alguna garduña, zorro o jabalí. En verano es más fácil encontrar algún reptil como la culebra de escalera. Después de varias curvas, el camino pasa por la conocida en Agres como la Fuente del Tío Rufino, para acabar cruzándose con una pista asfaltada, que de seguir hacia la izquierda (hacia occidente), nos conduciría a la área recreativa del Molí Mató, donde se conserva uno de los mejores ejemplos valencianos de vegetación asociada a fuentes y manantiales, sobre una tosca de extraordinarias dimensiones. Para volver al punto de inicio, giraremos a la derecha, llegando hasta las primeras casas del pueblo y continuando por el camino del convento, flanqueado por monumentales cipreses que nos dan la bienvenida de nuevo, por delante de las cavidades conocidas como La Cueva los Toros.